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En la comunidad de Jhugua Rivas Boquerón, distrito de Loreto, Departamento de Concepción, don Graciano Alfonso, un agricultor de 85 años, mantiene vivo el amor por la tierra y la tradición agrícola, a pesar de los múltiples desafíos que enfrenta.
Cada mañana, este incansable trabajador se dedica a cuidar su pequeña chacra, donde cultiva alimentos básicos como poroto y mandioca. Estos productos no solo aseguran el sustento de su familia, sino que representan un estilo de vida que, según él, ha sido clave para alcanzar su longevidad. “Gracias al trabajo en la chacra, he llegado hasta aquí y voy a seguir hasta el último”, afirma con orgullo.
Desafíos en el campo
A pesar de su esfuerzo y dedicación, don Graciano debe lidiar con dificultades como la falta de lluvias, el viento sur persistente y el suelo degradado, problemas que afectan la productividad de los cultivos. A esta realidad se suma la falta de apoyo estatal, una constante que limita a los pequeños agricultores independientes como él, quienes no cuentan con acceso a semillas de calidad ni tecnologías que podrían mejorar su labor.
Un legado de perseverancia
A pesar de las adversidades, don Graciano no pierde el entusiasmo. Para él, trabajar la tierra es más que una obligación; es una fuente de paz y orgullo. “No quiero perder la tradición de contar con la mandioca en la familia. Lo peor en el campo es no tener este producto en la mesa”, asegura.
Sus hijos, ya adultos, le han recomendado dejar el trabajo agrícola, pero él insiste en que su verdadera tranquilidad está en la chacra. Su ejemplo de perseverancia es una inspiración en una región donde la agricultura individual enfrenta una preocupante decadencia, eclipsada por los avances de los comités organizados y las infraestructuras tecnológicas.
Un llamado al apoyo rural
La historia de don Graciano es un reflejo de las luchas y la fortaleza de los agricultores independientes en el distrito de Loreto y en todo el Departamento de Concepción. Su dedicación, a pesar de las adversidades, pone en evidencia la necesidad de mayor apoyo estatal para los pequeños productores, quienes continúan siendo la base del sustento de muchas familias y guardianes de una tradición agrícola que no debería perderse.