Los territorios indígenas se encuentran fuertemente presionados por el avance del agronegocio, los empresarios de la soja recurren a la violencia a fin de despojar de sus tierras a las comunidades indígenas. En las últimas semanas tres comunidades indígenas sufrieron ataques o amedrentamientos por parte de agroempresarios.

Una semana atrás fueron asesinados dos indígenas Ava Guaraní, miembros de la comunidad Cristo Rey, ubicada en el distrito de Yvyrarovaná, Departamento de Canindeyú, uno de ellos era el profesor Claudio Aguero, referente de la comunidad mencionada. Los indígenas fueron asesinados por matones armados, que según relatan los pobladores de las comunidades cercanas actúan bajo el mando de empresarios extranjeros vinculados algunos a la soja y otros al narcotráfico.

Según denunciaron Mario Saucedo y Antonio Carrillo, integrantes de la Comunidad Tekoha Y’apo, esta situación de violencia es permanente en la zona dominada por los terratenientes extranjeros que actúan con absoluta complicidad por parte de las autoridades, cometiendo abusos y crímenes de todo tipo, buscando avanzar sobre el territorio indígena y dejando en zozobra a las comunidades

Entre los distritos de Yvyrarobana y Corpus Christi, ubicados al noreste de Paraguay cerca de la frontera con el Brasil, se ubican decenas de comunidades indígenas del Pueblo Ava Guaraní, su territorio estuvo cubierto históricamente por el Bosque Atlántico, del que hoy sólo quedan algunas hectáreas, el resto se ha convertido en inmensos sojales. Allí los únicos territorios no dominados por el agronegocio son las comunidades indígenas, que luchan por defender sus tierras y continuar viviendo.

El líder indígena Mario Saucedo relató recientemente a medios de prensa que la situación de violencia que viven en la zona se desprende del conflicto por la tierra, mencionó que en los últimos días los empresarios sojeros extranjeros realizaron un tractorazo para exigir el desalojo de su comunidad de las 4.600 hectáreas de tierra que ocupan, y que forma parte de su territorio ancestral. En el año 2014 las empresas sojeras habían ejecutado un desalojo ilegal con civiles armados y quemaron las casas y cultivos de la comunidad, temen que una situación similar vuelva a ocurrir, o que los matones que abundan en la zona puedan continuar asesinando a sus hermanos.

El líder señaló que no abandonarán sus tierras y exigió a las autoridades que garanticen el territorio indígena además de poner fin a la violencia de los terratenientes, pidió que el crimen contra los indígenas de la comunidad vecina sea aclarado y los responsables condenados para evitar que esto continúe ocurriendo.

A esta situación se suma la amenaza de desalojo que pesa sobre la comunidad Hugua Po’i, del Pueblo Mbya Guaraní, que habita en el distrito de Raúl Arsenio Oviedo, Caaguazú, compuesta por unas 280 personas que reivindican la titulación de 1000 hectáreas de su territorio ancestral. Según denunciaron, mañana jueves se realizaría un nuevo intento de desalojarlos del lugar para entregar el territorio a sojeros de la zona, “la Comunidad se encuentra hace más de 10 años tramitando la recuperación de su territorio sin obtener respuestas por parte de las autoridades, ahora pretenden enviarnos nuevamente a la calle, donde no tenemos forma de vivir, nuestra vida como indígenas está aquí en nuestro territorio” mencionó Mario Rivarola, líder de la comunidad y dirigente de la Organización Nacional de Aborígenes Independientes.

A principios del mes fue desalojada la Comunidad Kaa Poty, del Distrito de Itakyry, Departamento de Alto Parana, por segunda vez debieron abandonar sus tierras y se instalaron en la capital ya que no tenían donde ir. El caso también se vincula con el avance de la soja en los territorios de las comunidades, las autoridades no brindan una solución a los indígenas que viven en permanente intranquilidad.

“Estos casos indican un nuevo fenómeno de avanzada violenta del agronegocio sobre las tierras del país, particularmente las indígenas, ya que por la misma protección constitucional como por el valor cultural que dan los pueblos indígenas a la conservación de sus bosques, éstos forman parte de las pocas tierras libres de los dominios del monocultivo transgénico. Tal como indican las teorías críticas de los estudios culturales, los pueblos indígenas son respetados en sus modos de vida, siempre y cuando no representen un obstáculo para las economías capitalistas y para la idea occidental del progreso” analiza la socióloga e investigadora indigenista Lea Scvartzman.

Según los datos oficiales del último Censo de Población Indígena llevado a cabo en el año 2012, se registró que del total de comunidades censadas, un 29% de ellas tienen algún problema con relación a la tenencia de tierra, de las cuales los casos más problemáticos son de alquiler y apropiación indebida de las mismas por agroempresarios, totalizando un 61 % de los casos, agregó.

Fuente: https://www.baseis.org.py/el-agronegocio-presiona-con-violencia-a-los-territorios-indigenas/

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