Aunque los humedales costeros y de agua dulce -como pantanos, manglares y marismas- contienen el 40% de todas las especies de plantas y animales, muchos están contaminados o degradados debido al cambio climático y al desarrollo humano.
En el Día Mundial de los Humedales, observado este jueves último, las Naciones Unidas hacen un llamado urgente para tomar acción en revivir y restaurar estos ecosistemas, los cuales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques.
Los humedales cubren aproximadamente el 6% de la superficie terrestre y son vitales para la salud humana, el suministro de alimentos, el turismo y el empleo.
Luchando contra el Cambio Climático
Más de mil millones de personas en todo el mundo dependen de ellos para su subsistencia, mientras que sus aguas poco profundas y su abundante vida vegetal sustentan desde insectos hasta patos y alces.
Los humedales también desempeñan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.
Proporcionan servicios ecosistémicos esenciales como la regulación del agua, reduciendo el impacto de las inundaciones, por ejemplo. Las turberas, un tipo particular de humedal con vegetación, almacenan el doble de carbono que los bosques.
Perdidas aceleradas
Sin embargo, en los últimos 200 años, los humedales han sido drenados para dar paso a tierras de cultivo o al desarrollo de infraestructuras, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Aproximadamente el 35% de todos los humedales globalmente desaparecieron entre 1970 y 2015, y el ritmo de pérdida se ha acelerado desde el año 2000.
Dependiendo del aumento del nivel del mar relacionado con ellos efectos del clima, entre el 20% y el 90% de los humedales costeros actuales podrían desaparecer a finales de siglo, advirtió el PNUMA.
Los humedales también han sufrido una mayor pérdida de biodiversidad que otros ecosistemas terrestres y marinos.
Invertir en recuperación
Leticia Carvalho, encargada de la Subdivisión de Aguas Marinas y Dulces de la agencia, instó a los gobiernos a poner fin a las políticas y subsidios que incentivan la deforestación y la degradación de los humedales, y a centrarse urgentemente en la restauración.
«Al mismo tiempo, debemos orientar e impulsar las inversiones para proteger los ecosistemas prioritarios, como las turberas, y animar al sector privado a comprometerse con cadenas de suministro libres de deforestación y drenaje de turberas», añadió.
Acuerdo histórico de protección
Recientemente, los gobiernos han intensificaron sus esfuerzos para proteger los humedales.
Los países asistentes a la Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas celebrada en diciembre, acordaron un pacto histórico para proteger un tercio de las tierras, zonas costeras y aguas continentales del planeta de aquí a 2030.
Las medidas para restaurarlos los están cobrando impulso en todo el mundo. Por ejemplo, China está desarrollando el concepto de «ciudades esponja», ante la rápida urbanización y la intensificación de los riesgos climáticos, incluidas las inundaciones.
Entre las iniciativas que se están llevando a cabo figuran las aceras «verdes», los humedales artificiales y las aceras que captan, ralentizan y filtran las aguas pluviales.
Financiación para la naturaleza
En un informe publicado el año pasado, el PNUMA remarcó la necesidad de incrementar las inversiones en medidas destinadas a la naturaleza para cumplir los objetivos mundiales relacionados con el clima, la biodiversidad y la degradación del suelo.
En la actualidad se destinan $154,000 millones de dólares al año, pero esta cifra debería duplicarse con creces hasta alcanzar los 384,000 millones en 2025.
» Se nos están acabando las oportunidades de proteger los beneficios que proporcionan los humedales, de los que dependen las sociedades para un futuro sostenible», afirmó Carvalho. «Debemos aumentar la solidaridad a nivel internacional, la creación de infraestructuras y la financiación sin más demora».