Asunción 16 de setiembre 2022 (BASE-IS/Biodiversidad) En un reciente artículo para la Revista Biodiversidad, número 113, Guillermo Ortega, investigador de BASE-IS, expuso la acelerada pérdida de variedades nativas y criollas de maíz a causa del avance acelerado del uso de semillas transgénicas y de la falta de políticas de protección a las variedades locales.
La producción de maíz en Paraguay históricamente fue un rubro de la agricultura campesina, hasta la irrupción de la tecnología transgénica que volcó su producción para la alimentación de animales y el incipiente uso para el agrocombustible. La primera semilla transgénica del maíz aprobada en el país fue después del golpe de Estado contra el gobierno de Fernando Lugo (2008-2012), periodo en el que fueron aprobadas 12 semillas transgénicas, de las cuales cuatro eventos fueron de maíz (dos de Monsanto, uno de Syngenta y otro de Dow Agrosciences Paraguay), en la actualidad, están aprobadas para el uso comercial 40 semillas transgénicas, 23 eventos transgénicos.
En el ciclo 2021-2022 la sequía mermó totalmente el cultivo del maíz, razón por la cual, muchas familias campesinas quedaron sin semillas. El acceso a semillas híbridas o criollas esta difícil por el nulo aporte nacional de producción de semillas. El Instituto Paraguayo de Tecnología Agropecuaria (IPTA) ya no realiza trabajos de investigación de semillas híbridas del maíz y otros rubros de la agricultura campesina, se dedica a promocionar semillas transgénicas, casi el 100% del presupuesto va destinado a la investigación de la transgénesis. Ante la no promoción de semillas criollas, la dependencia de semillas transgénicas importadas va en aumento.
En la medida que aumenta la superficie sembrada con transgénicos, se pierde un importante legado cultural, del conocimiento ancestral sobre el cuidado, el tiempo de siembra, donde cultivar, con que plantas diversificar, porque se pierden las semillas y las familias de manera irreversible. El nivel de contaminación con las semillas transgénicas va en aumento y también los daños provocados a la naturaleza, a la salud humana y animal, por el uso excesivo de agrotóxicos cada vez más fuerte y sin control alguno.