Elizabeth Bravo.
Phd en Biología por la University College of Wales, Aberystwyth.Integrante de Acción Ecológica
En temas relacionados con la salud y el ambiente es imposible establecer una causalidad entre dos eventos, que son muy complejos, de manera inequívoca.
En el caso de una alimentación con base a maíz transgénico no es posible decir que determinados daños a la salud son causados por el consumo de ese maíz de manera inequívoca, por eso tanto a nivel de Naciones Unidas como de muchos países del mundo se reconoce el principio de precaución; esto es, que ante problemas complejos que pueda afectar la salud humana o el ambiente, se debe tomar medidas necesarias para evitar daños, aunque no haya consensos científicos definitivos.
Los daños producidos por el consumo de alimentos transgénicos (en caso del maíz) son acumulativos, actúan en sinergia con otros aspectos (como la presencia de trazas de agrotóxicos), y en muchos casos sus efectos se observan a mediano y largo plazo.
Con esto no quiero decir que los alimentos transgénicos no producen impactos negativos a la salud, como afirman los portavoces de las empresas que lucran de los transgénicos.
En Estados Unidos, donde la alimentación está basada en gran medida en alimentos súper procesados, donde se utiliza maíz y soja transgénica, la Dra. Nancy Swanson, encontró que las condiciones de salud de los ciudadanos de Estados Unidos, ha cambiado desde que se introdujo en su dieta los alimentos transgénicos.
Ella llegó a esta conclusión, luego de analizar datos oficiales del Centro de Control de Enfermedades el Instituto Nacional del Cáncer, el Centro de Información del Riñón y de Enfermedades Urológicas, y la Base de Datos Renales de Estados Unidos. Ella añade que ha habido un deterioro en la salud de los estadounidenses desde que se introdujeron los cultivos transgénicos, y que hay un paralelismo entre la introducción de los primeros cultivos resistentes a glifosato en el año de 1994, con el incremento de enfermedades graves como el cáncer a la tiroides, al tracto digestivo, hígado; diabetes, estados avanzados de enfermedades renales, obesidad, alta presión sanguínea.
Si bien ella señala que no hay necesariamente una relación directa causa – efecto entre los dos fenómenos (porque en este momento los estadounidenses están expuestos a una serie de contaminantes ambientales y en su comida, como son, entre otros, varios irruptores endócrinos presentes en los pesticidas, así como una larga lista de aditivos alimenticios tóxicos) los alimentos transgénicos han coadyuvado a los consumidores de su país en el deterioro de su salud.
Hay que añadir que hay varios estudios realizados por expertos en modelos experimentales con ratas, que asocian las dietas basadas en OGM, con el desarrollo de tumores, fallos de los órganos, lesiones gástricas, daños hepáticos y renales, reacciones alérgicas severas e incluso con la muerte prematura.
Una revisión bibliográfica sobre los estudios experimentales realizados en humanos, ratones, ratas y ovejas, así como en diversas líneas celulares de mamíferos, hecho por Néstor Rubio-Infante y Leticia Moreno-Fierros de la Universidad Autónoma de México, señalan que, aunque el término «tóxico» puede ser no apropiado para definir los efectos que las toxinas Bt, (presente en el maíz resistente a insectos), tienen en los mamíferos, no pueden considerarse inocuas, ya que tienen algunas efectos fisiológicos que pueden volverse patológicos; por lo tanto, se requieren ensayos más completos para determinar su efectos en mamíferos, porque el conocimiento en este campo sigue siendo limitado.
Los estudios del Dr. Rubén López Revilla y su equipo de investigación en la Universidad de San Luis Potosí, demuestran que la toxina transgénica Cry1Ac (presente en algunos maíces transgénicos) es inmunógenica; es decir, que es alergénica.
Están también los estudios de Seralini y su equipo de investigación de la Universidad de Caen – Francia. En un estudio de 2007 hecho con el maíz transgénico MON863, se encontró afectaciones en el desarrollo del tejido sanguíneo con menos glóbulos rojos inmaduros (reticulocitos) y cambios en la bioquímica de la sangre en ratas.
Posteriormente este equipo de investigación hizo estudio a largo plazo (dos años) con el maíz NK603, el maíz transgénico más ampliamente sembrado en el mundo, se encontró alteraciones en la bioquímica de la sangre y la orina. Además, observaron el desarrollo prematuro de tumores de gran tamaño, y procesos de envejecimiento precoz.
Aunque este estudio fue atacado por un grupo de científicos, posteriormente se encontró que muchos de sus críticos estaban relacionados con las empresas biotecnológica, como lo muestran los llamados Monsanto Papers liberados en agosto de 2017.
Una problemática seria es que las toxinas transgénicas pueden contaminar a los organismos vivos a través de las cadenas de alimentos, como lo muestran estudios de la Agencia Estatal de Investigaciones Fluviales, Fluvial Ecosystem Research, Environmental Canada. Ellos estudiaron las proteínas Cry1Ab y Cry1 en un molusco de agua dulce, en seis puntos de ecosistemas cercanos a sembríos de maíz, y encontraron altos niveles de contaminación en el molusco, con los genes Bt en las branquias, las glándulas digestivas y las gónadas. Se encontró también transgenes en bacterias recolectadas en el agua. Los investigadores concluyeron que la vía de ingreso de los transgenes fue la ingestión de bacterias contaminadas.
La recomendación sería demandar medidas de seguridad para prevenir la contaminación del maíz tradicional, dado que siendo este un producto básico de la alimentación paraguaya, toda la población paraguaya se encuentra expuesta a que su salud se vea afectada a corto o largo plazo. Aunque lo que realmente se debería hacer en toda América Latina para preservar los derechos de las personas y la biodiversidad es la prohibición de los cultivos transgénicos.
Referencias:
Douville et al. Ecotoxicol. Environ. Saf. (2008)
doi:10.1016/j.ecoenv.2008.02.06
Rubio-Infante Néstor and Moreno-Fierros Leticia (2015) An overview of the safety and biological effects of Bacillus thuringiensis Cry toxins in mammals. Journal of Aplly Toxicology. DOI 10.1002/jat.3252
López Revilla Rubén. 2013. Universidad de San Luis Potosí. Ponencia presentada en la Pre-Audiencia científica del maíz transgénico. TPP. México (DF). Noviembre 2013.
Séralini, G-E., E. Clair, R. Mesnage, S. Gress, N. Defarge, M. Malatesta, D. Hennequin, J. Spiroux de Vendômois. 2012. Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize. Food Chem. Toxicol
Fuente: http://www.baseis.org.py/maiz-transgenico-para-consumo-humano-en-paraguay/?fbclid=IwAR03wTd-Qsr3oqk7OC4rYuuVsJ5adLQhzNpVHt–UKZ5HnT1SNR52PYtVik