El 15 de octubre de cada año se recuerda el Día Internacional de la Mujer Rural a iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas. En Paraguay más de un millón trescientas mil mujeres viven en el ámbito rural, muchas de ellas son productoras de alimentos sanos y resisten al avance del agronegocio protegiendo el territorio organizadamente.
El libro “Mujeres y Agronegocios” recoge diferentes testimonios de dirigentes y mujeres rurales que dan cuenta del rol fundamental de las mujeres en la resistencia al avance del modelo sojero, esta resistencia se da produciendo de forma sana y diversa; así como organizándose para luchar por la tierra. Al mismo tiempo, la promoción y transmisión de los saberes tradicionales y de la gastronomía popular es otra forma de construir identidad y soberanía alimentaria que descansa fundamentalmente sobre las mujeres rurales.
Cerca del 28% de los hogares rurales tienen jefatura femenina, más de la mitad de las mujeres campesinas realizan trabajos agrícolas de autoconsumo. La pobreza golpea principalmente a las mujeres ya que de los hogares rurales con jefaturas femeninas un 55% viven en la pobreza y un 35% en la indigencia, esto demuestra la falta y la necesidad de políticas públicas dirigidas a las mujeres campesinas que contribuyan a combatir la pobreza.
En uno de los testimonios recogidos por “Mujeres y Agronegocios” Teodolina Villalba, dirigente campesina señala que “muchas mujeres asumen esta lucha ya que nosotras vemos y sentimos más, si se pierde nuestra producción sabemos que puede faltar para la cocina, aparte la cuestión de la salud afecta más a las mujeres, por ejemplo, los abortos, y según los doctores ahora hay más casos de cáncer” mencionó haciendo alusión al uso intensivo de agrotóxicos que se extiende por todo el territorio nacional.
“De acuerdo con los datos del Indert (anteriormente Instituto de Bienestar Rural), entre 1940 y 2008 las mujeres apenas recibieron el 13,6% de las tierras fiscales adjudicadas a familias campesinas mientras que los hombres recibieron el 83,3%. En cuanto a los títulos otorgados, las mujeres recibieron el 17,8% respecto al 82,1% que recibieron los hombres” señala el informe Kuña ha Yvy, de la ONG Oxfam. Así también indica un porcentaje ínfimo de mujeres rurales recibieron asistencia técnica y crediticia por parte del Estado.
El abandono y acogotamiento hacia la agricultura campesina golpea particularmente a las mujeres, en un país donde la concentración de tierras está entre las más elevadas del mundo las mujeres campesinas resisten y luchan por acceder a la tierra y continuar produciendo de forma saludable. Muestra de esto es que accediendo sólo al 4% del territorio cultivable la agricultura campesina produce el 17% de lo que se consume en las ciudades de nuestro país y casi la mitad de lo consumido en el sector rural.
En este sentido es importante resaltar la experiencia de mujeres organizadas que en diferentes territorios promueven la soberanía alimentaria y luchan en defensa de sus derechos produciendo y construyendo mercados locales. Las ferias campesinas construidas principalmente por mujeres son un espacio de intercambio de saberes, experiencias y de valoración del trabajo de la mujer campesina, en este sentido recogemos el testimonio de una dirigente de la organización Campesina Regional de Concepción (OCRC) que destaca la importancia de esta actividad “Estamos bien en cuanto a la organización, mantenemos nuestra estructura, trabajamos en varios frentes como por ejemplo, la feria que seguimos fortaleciendo, prácticamente lideramos nosotras las mujeres, orientamos qué es lo tienen que producir los compañeros, tenemos mucha participación en ese sentido”.
Por su parte las mujeres de la Asociación de Feriantes de Liberación, también continúan fortaleciendo su proyecto con el fin de garantizar condiciones dignas de vida para las mujeres campesinas y brindar alimentos saludables a la población, Mariana Riveros, integrante de la Asociación, relata con orgullo el trabajo diario de producción y reproducción de la vida campesina que realizan y que les permite acceder a recursos para cubrir necesidades y garantizar mejores condiciones de vida para ellas y sus familias.
Foto: Asociación de Feriantes de Liberación
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