Además de la concentración, en percepción, el país es gobernado en beneficio de poderosos, según Latinobarómetro. También Celag reveló que el 80% quiere que se recuperen las tierras malhabidas.

Olvidados. La población indígena y campesina es afectada por falta de tierras, deforestación y producción sojera y ganadera.

Paraguay es el país más desigual es distribución de tierras y riquezas reflejado en diferentes estudios, pero no solo en estadísticas sino también en percepción ciudadana. Recientemente, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) reveló que el 80,2% de la población encuestada manifestó que las tierras malhabidas deberían ser revisadas y entregadas a los campesinos e indígenas.

Varias organizaciones sociales, incluso la Iglesia Católica, se mostraron en contra del proyecto ya promulgado que aumenta las penas para las invasiones de inmuebles. En ese sentido, es conocida la postura de esta institución en torno a la desigualdad en Paraguay. En la Carta Encíclica, Laudato Si’, del papa Francisco, publicada en 2015, se menciona al país y se sostiene que el rico y el pobre tienen igual dignidad. “Esto tiene consecuencias prácticas, como las que enunciaron los Obispos de Paraguay: Todo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su familia y tener seguridad existencial. Este derecho debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real. Lo cual significa que, además del título de propiedad, el campesino debe contar con medios de educación técnica, créditos, seguros y comercialización”, manifiesta el escrito.

Un informe del Grupo Banco Mundial de 2018 advierte del elevado nivel de concentración en Paraguay, en insumos, producción, exportaciones, ingresos e influencia política. Se detalla que más del 70% de la tierra productiva está ocupada por el 1% de los establecimientos. “Grandes propiedades de estilo latifundista, lo que coloca a Paraguay como el país con el mayor nivel de desigualdad de tierras en la región. La producción agrícola como proporción del PIB, de alrededor del 20%, se encuentra entre las más altas de la región, mientras que su participación en las exportaciones de mercancías es cercana al 60%. Los préstamos para la agricultura y agronegocios representan el 45% de los préstamos comerciales pendientes del sistema bancario. La producción no agrícola también implica un alto grado de concentración de mercado que perjudica a los jugadores más pequeños. En muchos subsectores, por ejemplo, las cuatro empresas principales representan más de la mitad de todas las ventas y, en algunos casos, más del 90%. El 10% de los hogares más ricos gana más del 35% de los ingresos totales”, indica.

Igualmente, el Latinobarómetro señala que el 88% de los encuestados dicen que Paraguay se rige en beneficio de los poderosos.

Finalmente, mediante el Índice de Gini, se revela que Paraguay presenta la distribución de la tierra más desigual del mundo, que es de 0,93.

Es decir, solo un grupo de personas, entre empresarios agroganaderos, muchos propietarios extranjeros, concentra casi toda la superficie ideal para la producción agrícola y ganadera.

7.851.295 de hectáreas es el total de tierras malhabidas otorgadas entre 1954 y 2003 a personas no merecedoras.

80,2% de la población dice que las tierras malhabidas deben ser entregadas a campesinos e indígenas, según Celag.

70% de las tierras productivas está en manos del 1% de establecimientos latifundistas, según Banco Mundial.

300.000 familias campesinas no tienen tierras en Paraguay, según cálculo de organizaciones, basadas en EPH, 2012.


Los ricos disfrutan en Paraguay de una influencia dominante en política, los más pobres, ninguna influencia. Banco Mundial, Informe económico 2018.

El derecho del campesino en Paraguay debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real. Encíclica Papal, Laudato SI, 2015.

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