En contraste con el verano pasado, se anticipa que la esta estación seguirá marcada por niveles de humedad superiores, atribuibles al fenómeno de El Niño. Este pronóstico augura un clima más incómodo, con la posibilidad de que las sensaciones térmicas superen la temperatura del aire en diversas ocasiones. En Paraguay, la primavera y el verano suelen caracterizarse por el calor y las lluvias. Tras más de tres años de sequía, el 2023 presenció el retorno de lluvias recurrentes, incluso en exceso, y esta tendencia persistirá a lo largo del 2024.
Aunque la primavera siguió un patrón estándar, se rompieron varios récords de temperaturas máximas. La última marca registrada por la Dirección de Meteorología data del 18 de diciembre, cuando los departamentos de Concepción, Caazapá, Coronel Oviedo y Boquerón superaron sus registros máximos, alcanzando temperaturas de hasta 43,6°C, como fue el caso del territorio chaqueño. Las lluvias por encima de lo normal también provocaron inundaciones en la cuenca del Paraná. Según el director de Meteorología, Eduardo Mingo, el desarrollo de El Niño puede intensificar los eventos climáticos, haciéndolos más extremos.
A diferencia del verano anterior, se espera que el calor tenga un impacto más pronunciado. Mingo advierte que «este verano vamos a tener más disponibilidad de humedad, lo que probablemente se traduzca en un ambiente incómodo con lluvias de corta duración pero de alta intensidad». Como ejemplo reciente, hace apenas dos semanas, la sensación térmica superó los 48°C.
Mingo también señala la posibilidad de tormentas con acumulados de hasta 200 milímetros, subrayando la existencia de una crisis climática que podría llevar a un cambio climático, evidenciado por la mayor frecuencia de eventos extremos en los últimos 30 años. Aunque la estacionalidad aún persiste, la tendencia actual podría llevarnos a perder totalmente el invierno.