En el Chaco Central, una intensa sequía durante los últimos meses ha provocado una grave escasez de agua que afecta a diversas comunidades, desde el Departamento de Boquerón hasta las crecientes ciudades del Chaco. Esta situación se agrava debido a la obsolescencia del sistema de abastecimiento de agua, que en su momento prometía ser una solución.
La comunidad Uje Lhavós, cercana a Filadelfia y parte del proyecto del acueducto, todavía mantiene en pie su tanque elevado, aunque ya no se abastece de él, recurriendo a fuentes alternativas de agua en casos urgentes. Esta historia se repite en muchas otras comunidades, donde la falta de acceso a agua potable ha llevado a situaciones extremas de austeridad en su consumo diario.
Este problema se enmarca en un contexto más amplio de cambio climático, ya que la sequía prolongada en el Chaco Central es un síntoma de los desafíos climáticos que enfrentamos. A medida que el clima se vuelve más impredecible y extremo, la disponibilidad de agua se convierte en una preocupación aún mayor. La inoperatividad del costoso acueducto «Agua para el Chaco» desde diciembre de 2022 deja a la región vulnerable en un momento en que la adaptación al cambio climático es crucial.
Las instalaciones en Loma Plata y Filadelfia, que en su momento debían ser la fuente de suministro de agua para la región, ahora yacen abandonadas, lo que resalta la necesidad urgente de abordar esta crisis hídrica en el contexto de un plan integral de adaptación al cambio climático